Arqueología Bíblica ¿de que nos ayuda?

por Edesio Sánchez Cetina. Traductor de Sociedades Biblicas Unidas

La arqueología recobra el pasado de pueblos y culturas anteriores a nosotros, por medio del descubrimiento, registro, estudio sistemático e interpretación de los materiales existentes que nos dejaron.

Estos materiales, consisten en variados tipos de documentos escritos, objetos de la vida cotidiana y testimonios no escritos de distintas épocas y culturas.

Abarca, por lo tanto, dos actividades: descubrimiento e interpretación. La meta de ambas es comprender la vida y el tiempo de los individuos y comunidades de un lugar particular.

En este trabajo de descubrimiento e interpretación, la arqueología nos ofrece, por un lado, una corroboración general del contexto histórico y cultural de la Biblia; por el otro, nos ofrece una corroboración particular de elementos específicos narrados en la Biblia.

Casi todos los principales arqueólogos bíblicos coinciden en señalar que el propósito principal de la arqueología no es ni demostrar, ni probar, ni defender a la Biblia y sus enseñanzas. El objetivo es entenderla mejor. «El aporte de la arqueología al estudio de la Biblia es que arroja luz sobre el escenario histórico y cultural en que tienen lugar los sucesos que indican la intervención de Dios al desenvolverse sus planes para la redención del hombre». De modo que el propósito principal de la arqueología bíblica, no es confirmación sino iluminación.

El objetivo es entender la Biblia, no defenderla. La arqueología cumple en realidad su propósito cuando amplía nuestro conocimiento del contexto histórico y cultural en el cual un acontecimiento o relato bíblico se coloca. «La arqueología nos ha dado, ante todo, un fuerte sentido de la realidad histórica de los sucesos y los personajes de la Biblia». La historia, con la ayuda de la arqueología, planta sus pies en el suelo.

¿En qué nos ayuda la arqueología bíblica?
La Biblia no es un libro de mitos y leyendas. No se centra en una serie de enseñanzas morales, espirituales y litúrgicas. Es el relato de un pueblo y de personas concretas que vivieron en momentos históricos determinados. Con relación a esto, es importante señalar cómo la arqueología no solo corrobora el dato bíblico, sino que lo completa y lo aclara más. Una crónica babilónica del Museo Británico no solo confirma el relato bíblico de que Nabucodonosor tomó por primera vez Jerusalén en el 597 aC (2 Reyes 24.8–17), sino que da el día de la conquista: 16 de marzo de ese año.

Por lo tanto, una de las grandes contribuciones de la arqueología ha sido el ayudar a colocar los relatos de la historia del pueblo de Dios, en los distintos contextos históricos a los que pertenecen. Nos ayuda a ver la historia bíblica como parte de la historia universal.

Descubrimientos arqueológicos que han marcado hitos
Estos son algunos de los descubrimientos arqueológicos que han sido de gran valor para la arqueología bíblica:

La inscripción de Behistún (1835) – Tallada en la roca en tres idiomas, con caracteres uniformes. Abrió las posibilidades para el desciframiento de escritos cuneiformes: se le conoce como «la clave para otras claves». Grabada en la pared de un acantilado, contiene el mismo texto en tres idiomas, donde se explica la historia de las conquistas del rey Darío I, y está ilustrada con imágenes talladas del soberano con otros personajes presentes.
La estela moabita (1868) – Contiene el relato del triunfo de Mesa, rey de Moab, contra Ahab y Joram reyes de Israel. La inscripción proviene de la edad de hierro tardío (c. 840 aC).

Su importancia es triple ya que ayuda para los estudios de escritura antigua, porque una comparación del idioma moabita con el hebreo ayuda a entender el estilo de escritura hebrea de aquella época. También ofrece ayuda en el campo religioso, al darnos una perspectiva particular sobre el dios mole. El valor histórico se da al corroborar un acontecimiento histórico narrado en la Biblia (2 Reyes 3.1-27)

La estela como se fotografió alrededor de 1891.
Las cartas de Laquish (1935) – El cuarto del centinela del antiguo fuerte de Laquish proveyó 21 fragmentos de tiestos. En ellos se describen, con lujo de detalles, los últimos días de Judá. Estos escritos se hicieron en la premura y peligro de un ataque. Se acercaban dos ejércitos babilónicos. El centinela garabateó la mala noticia en pedazos de barro. Este descubrimiento es importante para los estudios bíblicos, porque habla de un profeta que proclamó un mensaje de advertencia. Este profeta fue, sin duda, Jeremías.

Varias de las expresiones en los escritos de Laquish aparecen en los escritos de este profeta (Jeremías 6.1; 38.4). Las cartas de Laquish ofrecen una fuerte evidencia que corrobora la historicidad del cautiverio y el exilio.

Los rollos del mar muerto (1947) – Este es el descubrimiento arqueológico más conocido de los tiempos modernos. Las excavaciones en el sitio (Qumrán) han dado información sobre la vida y costumbre de la secta judía conocida como esenios.

Lo más importante de todo ha sido el descubrimiento de gran cantidad de rollos o fragmentos de ellos (más de 600). Estos rollos habían sido guardados en 11 cuevas. La secta judía esenia vivió entre el siglo II aC y el siglo I dC.