Por Andrés E. Casanueva. La Misión Transcultural es la tarea de la iglesia enviada por Dios al diverso mundo de hoy. Esta definición tan simple esconde profundas verdades, algunas de ellas que quisiera detenerme a analizar a partir de sólo cinco preguntas básicas. Antes de continuar, quisiera aclarar que esta presentación no es un estudio profundo, sino más bien una panorámica de la misión transcultural.
1.- ¿Qué es la misión?
La palabra misión viene del concepto latino missio, usado para expresar envío o expedición. Ese término es una traducción del griego apostello (usado en el Nuevo Testamento), que significa envío. Así entonces, cuando hablamos de misioneros, su equivalente original sería apostellos, castellanizado como apóstoles. Note que el énfasis no está puesto en la persona (“el apóstol”) por sí misma, sino en latarea asignada (ir al mundo). El concepto entonces se puede definir como el envío de alguien o la tarea encargada a alguien para ser realizada en un lugar. Y en cuanto al concepto de enviar para una tarea, nos referimos a esa tarea encargada por Dios enviando a sus seguidores al mundo. De allí que cuando hablamos de misioneros nos estamos refiriendo a aquellos que son encargados con una tarea y enviados al mundo, por parte de Dios, para desarrollarla. Esto nos lleva a explicar una vez más que el énfasis no está puesto en la persona enviada sino en la tarea encomendada.
En cuanto al concepto Transcultural, es simplemente el traspasar o ir más allá de una cultura. En nuestro caso, la cultura a la que pertenecemos nos da los parámetros iniciales para ir más allá de la misma con el objetivo de realizar la tarea encomendada. El énfasis está puesto en el traspaso de una cultura (la del misionero) a otra (la de los receptores) para transmitir el mensaje incubado en una cultura anterior (la de los tiempos de Jesús). Así el mensaje trasciende los tiempos, los espacios y por ende las culturas. Este mensaje tiene como basamento las culturas pero es superior y anterior a cualquiera de ellas en patricular.
Debemos considerar que las culturas son creación humana (y por cierto transmisibles) que tiene como eje la cosmovisión de un pueblo. La cosmovisión es la forma en que un pueblo mira el mundo que le rodea y se lo explica– tanto lo finito como lo infinito – y a partir de ello desarrolla su propia cultura. Por tanto traspasar desde nuestra cultura a una cultura receptora del Evangelio implica un esfuerzo adicional de intentar explicar el mundo desde la perspectiva de Dios – conforme a su Palabra – y no acomodarse a la perspectiva humana. Y eso significa llegar al corazón más profundo de su propio ser inmerso en una determinada cultura.
2.- ¿Cuál es la misión o tarea de la iglesia en el mundo?
La misión de la iglesia es proclamar la buena noticia (Evangelio) de que Dios tomó la iniciativa de reconciliarse con el ser humano, enviando a su Hijo Jesucristo a morir en la cruz en nuestro lugar. Esta buena noticia es el mensaje que damos al mundo de que Dios mismo ya pagó el precio a través de su Hijo para permitirnos estar reconciliados con él. Este mensaje está en el centro de la tarea que se nos ha encomendado. La tarea a cumplir, o servicio o mejor llamado ministerio de la iglesia es el de la reconciliación (2 Corintios 5.18). Este es sin duda el ministerio central de la iglesia viva de Dios en la tierra. Y es el mensaje al que apuntamos en forma continua cuando en la iglesia hablamos de Evangelización. Pero, dado que existe tanto divorcio en la iglesia entre la misión y la Evangelización, ¿es diferente el mensaje que damos cuando realizamos misión?. De hecho muchas iglesias se definen como iglesias evangelizadoras pero sin enfoque en misión.
El mensaje dado cuando hacemos misión es el mismo que cuando evangelizamos, no cambia la centralidad de éste. Entonces, ¿dónde está la diferencia? La gran diferencia tiene que ver con un esfuerzo adicional. Me explico. Siendo el mensaje en misión el mismo que en Evangelización, lo que se requiere para el primero es un esfuerzo adicional. Esto es, estar dispuesto a renunciar a más. Cuando evangelizo en mi contexto, no requiero más que estar dispuesto a compartir el mensaje que entiendo, con personas que lo entienden de la misma manera (somos de la misma cultura, tenemos los mismos patrones de comunicación). Pero cuando hago misión, estoy evangelizando (dando las buenas noticias de Dios) dejando de lado o renunciando quizás a mi lengua, mi cultura, dejando atrás mi tierra, mis amigos y familiares, y todo lo que no permitiría que entregue este mensaje de una manera eficaz. Y por ello, siguiendo el modelo de Jesús, me hago como uno de ellos para ganarles para mi Señor.
Pero la misión requiere obediencia y la obediencia a su vez requiere renuncia. Incluso podemos decir que no existe obediencia sin renuncia. Por tanto, obedecer en este envío de parte de Dios, requiere renunciar a la comodidad de compartir el mensaje en un lugar donde no se necesita mayor renuncia que el tiempo. Misiones desde esta perspectiva tiene que ver más con disposición a la obediencia sin condiciones, que con ubicación espacial para realizar la tarea.
3.- ¿Dónde se debe desarrollar esta tarea?
A partir del estudio del Nuevo Testamento en sus versiones en griego, podemos identificar que las palabras son claves para entender el lugar donde la iglesia debe desarrollar su misión, al ser enviada por Dios. Primero, el uso de las palabras de Hechos 1.8 tradicionalmente traducida como “en Jerusalem, en Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra” nos da la idea de una tarea secuencial, osea, primero a realizar la tarea como testigos en un lugar, luego en otro, luego pasar más allá y finalmente hasta lo último de la tierra. Sin embargo en el texto griego las palabras “en te” serían mejor traducidas como “en no solo Jerusalem sino – también – en toda la Judea y Samaria y hasta (lo) último de la tierra”. Esto último incluye la idea de una tarea paralela o que se debe hacer tanto aquí como allá al mismo tiempo. Por tanto la primera respuesta a la pregunta de dónde se debe desarrollar la tarea, es al mismo tiempo que la hacemos aquí, debemos hacerla allá.
El segundo concepto clave tiene que ver con las palabras griegas “panta ente” cuyo equivalente en el español debiera ser “a toda etnia”. Osea, la tarea se debe enfocar en personas o grupos étnicos y no tanto en países (como hoy los concebimos). Un grupo étnico es un grupo humano poseedor de sus propios elementos culturales, lingüísticos, de organización social y mirada de mundo. También se le puede identificar como un pueblo o nación cuya base se encuentra en nexos de ascendencia, genealogía, unidad cultural, comportamiento, religión, etc. Muchos de estos grupos humanos trascienden fronteras políticas, y los encontramos incluso como nómades yendo de un territorio a otro. El llamado de Dios es alcanzar a los que el Nuevo Testamento definía como gentiles. Para nosotros es todo el mundo no alcanzado aun, pero el enfoque espacial está determinado por la presencia de seres humanos.
La segunda respuesta entonces a la pregunta de dónde realizar la tarea es en todo lugar donde convivan grupos humanos poseedores de su propia cultura y cosmovisión.
4.- ¿Quién debe llevar a cabo la misión?
La misión es de Dios. Pero Dios encarga esta tarea de reconciliar al mundo con Él a su iglesia. Y laiglesia a su vez la encarga a miembros de la misma que han sido llamados por Dios, y la iglesia debería ayudar por tanto en su correcta preparación como en su sostenimiento mientras dure dicha tarea encomendada. Estos enviados o comisionados – usamos el término co-misión puesto que es una tarea compartida por la iglesia, los enviados y Dios mismo – serán entonces los embajadores y portadores de la buena noticia de reconciliación. Pero siempre la tarea deberá ser asumida por todo el cuerpo que es la iglesia. Por cierto que algunos irán, pero otros enviarán.
Coincido plenamente con las palabras de John Piper, quien dice que frente a la misión encomendada por Dios a la iglesia de alcanzar a un mundo perdido restaurando una relación con Dios, la iglesia solo tiene 3 posibles respuestas: ir, enviar o desobedecer. Por tanto, si Dios está llamando a personas de una congregación a ir como portadores o proclamadores de su salvación a cualquier parte del mundo donde aun no se le conoce, la iglesia tiene el deber de responder haciendo todo lo posible para que esta tarea sea cumplida. Y por ello deberá involucrarse orando, sosteniendo, y encaminando al enviado de Dios al mundo. De no hacerlo, estará en desobediencia o abierta rebeldía contra Dios mismo.
Podemos decir entonces como respuesta que la tarea de alcanzar a todo el mundo pertenece a toda la iglesia. Y por tanto toda la iglesia está llamada a interceder y hacer todo lo posible para que personas de toda raza, pueblo y nación sean alcanzadas con las buenas nuevas de Dios.
5.-¿Cómo se debe llevar a cabo?
Dado que el enfoque no son las culturas sino las personas, la iglesia deberá asegurarse de llevar todo el Evangelio de una manera integral a todo el mundo. La misión transcultural se explica como el esfuerzo de la iglesia en su conjunto para salir de su propio contexto cultural y llevar el mensaje hacia otros contextos culturales. Pero esto obliga a la iglesia a realizar una lectura de su propia cultura, así como de los elementos culturales del texto, de tal manera de llevar más el mensaje de Dios y disminuir el componente cultural en que normalmente el Evangelio está envuelto. Y al llegar a otro contexto, permitir que este mensaje eche raíces profundas en el nuevo contexto cultural, para dar una respuesta apropiada a la esencia de las buenas noticias de salvación de Dios, con la menor contaminación cultural de nuestras formas. Esto además quiere decir que el Evangelio no debería pretender como tarea primaria cambiar las culturas, sino exponer a las personas en medio de sus propios contextos culturales a la verdad de Dios.
Como resultado, de una manera sobrenatural – la acción de Dios por medio de su Santo Espíritu en el corazón del hombre es sobrenatural – las culturas comenzarán a ser transformadas realmente y conforme a la voluntad de Dios. Cuando nosotros intentamos cambiar la cultura receptora del Evangelio, muchas veces impedimos la acción de Dios mismo de una manera sobrenatural. Así es que vemos en muchos lugares la incorporación de “formas cristianas o evangélicas” pero sin una verdadera transformación del corazón del hombre. Una vez que el corazón del hombre cambia, éste cambia su cultura.
Conclusión:
Como hemos visto la misión transcultural no tiene como enfoque la cultura, sino la gente, las personas, los grupos, las etnias. Su meta son los grupos humanos que aun no han oído de Cristo. El mensaje del Evangelio no cambia, pero las formas en que se entrega pueden, y muchas veces deben mudar
Dado que el enfoque son grupos humanos que no han escuchado de Cristo, el centro de la misión transcultural sigue siendo Cristo revelado para todo el mundo (Efesios 3.6).
Se buscará entonces la forma más adecuada en cada contexto cultural para llevar la invitación a toda etnia para que sean partícipes de la misma herencia. Esto obligará a los mensajeros portadores de la buena nueva de reconciliación a adaptarse a nuevos contextos con tal de ganar a personas para Cristo, sin modificar el mensaje (Romanos 16.25-27). De allí nace nuestra misión, pero es una misión compartida que debe ser llevada a toda etnia.
Como cuerpo de Cristo, cuando nos involucremos todos conforme a los recursos, dones y llamado que Dios nos ha dado, lograremos realizar la misión transcultural como un privilegio, predicaremos a gente de toda etnia, pues estaremos disponibles a traspasar toda barrera humana, y ello tendrá impacto en la eternidad (Efesios 3.8-12)