La Sociedad Bíblica Chilena en la Construcción de Identidad Nacional (parte 1)

Por  Rev. Dr. David Muñoz Condell

La Independencia de Chile corresponde al proceso histórico que permitió la autonomía de Chile respecto del imperio español, acabando con el período colonial y dando inicio a la conformación de una república independiente, libre y soberana.

Generalmente, la historiografía define este período como aquel comprendido por el establecimiento de la Primera Junta Nacional de Gobierno el 18 de septiembre de 1810 y la renuncia de don Bernardo O’Higgins al cargo de Director Supremo, el 28 de enero de 1823. Este periodo es además subdividido en tres etapas importantes: la llamada Patria Vieja (de 1810 a 1814), la Reconquista o Restauración Monárquica (entre 1814 y 1817) y la Patria Nueva (de 1817 a 1823).

Y es justamente en el período de la Patria Vieja donde hombres ilustres fueron portadores de la Biblia en tiempos difíciles, aquellos misioneros y educadores de las Sagradas Escrituras que arriesgando sus vidas, fueron valientes al introducir ejemplares de nuevos testamentos para poner al alcance de las personas la palabra de Dios en el idioma que lo puedan leer.

Los cronistas de la época comentaban que el mayor de los temores que les produjo a los reyes de España fue la publicación de una Biblia escrita en lengua americana e impresa por los protestantes en Londres por Las Sociedades Bíblica Británicas y Extranjeras, con el objeto de esparcirlas entre los indios. Alarmados por tan relevante suceso, el papa y el inquisidor general prohíben la distribución de la Biblia. He hecho, dieron la orden que se tuviera especial cuidado en los puertos y buques que recalaban en las costas del continente americano, con el objeto de que no se internen ejemplares de la Biblia.

Este dictamen de los monarcas españoles y la Iglesia oficial no fueron respetados especialmente por los marinos ingleses y americanos, comerciantes y educadores que venían a América en calidad de “colportores” de las Sociedades Bíblicas Británicas y Extranjeras con sede en Londres, Inglaterra, quienes usando osadamente la estrategia de traducir el Nuevo Testamento en español de la versión católica de Felipe de Scío de San Miguel, como una estrategia evangelizadora indirecta, para que no sean requisados los ejemplares de la palabra de Dios por la inquisición católica romana e internarlos en las incipientes repúblicas de América.

Es el caso de don Joel Robert Poinsett, primer cónsul norteamericano en Santiago y Buenos Aires, “anciano gobernante” de la Iglesia Presbiteriana de Charleston, Carolina del Sur de los Estados Unidos“, fue quien trajo en su calidad de diplomático ejemplares de la Biblia traducidas por Sociedades Bíblicas, repartía ejemplares de la Biblia en tertulias diplomáticas en su casa. En 1810, es comisionado por el presidente de los Estados Unidos James Madison como agente especial para Sudamérica, permaneciendo como tal de forma itinerante en Buenos Aires, Santiago y Lima.

La influencia de Joel Robert Poinsett quedo de manifiesto al presentar el 11 de julio de 1812 un proyecto de constitución política para Chile a don José Miguel Carrera. En este documento presentaba el artículo relativo a la religión imperante en esa época: que la religión del estado de Chile será la apostólica y católica (universal), se omite la palabra “romana”, con lo cual deja abierta la posibilidad del ingreso de otras iglesias y confesiones cristianas. La influencia de Joel Robert Poinsett llego a tal grado que aconsejo en la creación del escudo patrio en el cual el cónsul demostró su posición calvinista, ya que coloca la inscripción de combate de los protestantes ginebrinos “POSTA TTENEBRAS LUX-AUTOCONSILIO, AUTENSE” después de las tiniebla la luz.

Es así como la Sociedad Bíblica Chilena se asienta en la cultura nacional, primeramente a través de proyectos privatistas, luego con proyectos apoyados por sociedades misioneras foráneas para lograr su reconocimiento jurídico de derecho privado y público, logrando así la creación de una creación de una entidad de carácter no gubernamental denominada Fundación Bíblica Chilena.